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Goddess Remembered – Documentary

This documentary is a salute to 35,000 years of the goddess-worshipping religions of the ancient past. The film features Merlin Stone, Carol Christ, Luisah Teish and Jean Bolen, all of whom link the loss of goddess-centric societies with today’s environmental crisis. This is the first part of a 3-part series that includes The Burning Times and Full Circle.

Directed by Donna Read – 1989

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Retornar a la Diosa – Christian Ortíz.

Retornar a la Diosa, como metáfora, centro espiritual, arquetipo, modelo de conexión, filosofía, religión o sistema de vida es una necesidad urgente para comenzar el trabajo de sanación y liberación de trauma patriarcal. El retornar a la matriz de interconexión es un proceso arduo que está en marcha, no es una frivolidad ni un sinsentido. La Diosa se sigue manifestando y cada vez más; ya sea por una necesidad intuitiva de la especie humana para sobrevivir, o como un fenómeno consciente resultado de la comprensión del desequilibrio traumático que estamos transitando.
Artistas, sacerdotisas, activistas, políticas, etc, de las cuatro direcciones del mundo levantan la voz para despertar a la Diosa en las almas de todas las personas. La Diosa ha retornado y con ella, la posibilidad de un mundo pacifico, amoroso, interconectado y equitativo.


Romper las cadenas de dolor es un proceso de sanación multidimensional que requiere esfuerzo personal y colectivo. Es muy difícil sanarse, si no tenemos un diagnostico; no podemos sanar una herida, si no sabemos en qué parte de nuestro Ser está.

Rev. Christian Ortíz.


Epifanía en el mar Tirreno.

«Siempre estoy contigo», dijo Ella.

Y entonces supe que siempre lo estaría…

En 1995, me tomé un año sabático en mi trabajo para hacer una investigación genealógica en Italia. Mi viaje empezó con una peregrinación a los yacimientos de la Diosa en el sur de Italia con un pequeño grupo de mujeres, dirigidas por la arqueóloga Frances Bernstein. Llevaba 20 años yendo a Italia. Pero nunca se me había ocurrido que entre todas las ruinas y escondidos en las iglesias y en la naturaleza había lugares que antaño fueron sagrados para las mujeres y los hombres que honraban a las divinidades femeninas.

Aquí estaba el terreno común de mi ascendencia sanguínea y mi herencia espiritual. Esta tierra, consagrada por encontrarse en la encrucijada de mis pasiones, se convirtió para mí en tierra sagrada.

Nuestro pequeño grupo de mujeres pasó dos semanas visitando templos, iglesias, museos y cuevas del sur de Italia. Fue mi primera experiencia de recibir clases de una erudita desde un punto de vista feminista. Nuestra líder tenía los conocimientos y la perspicacia para ir más allá de la mínima o inexistente información disponible sobre la historia y las prácticas espirituales de las mujeres. Sus palabras y nuestros rituales recrearon la sacralidad que una vez había existido. Sentí que veía las cosas con otros ojos. Me di cuenta de que lo que había aprendido en el pasado estaba incompleto y sujeto a interpretación.

Estar en esos lugares sagrados con un grupo de mujeres fue mucho más poderoso que leer sobre ellos. Me transformó de un modo palpable.

Una anécdota de mi diario cuenta una experiencia importante de aquel viaje:

Era lunes, Lunedi en italiano, la noche de luna llena, y nuestro viaje de dos semanas estaba a punto de terminar. Nos alojábamos en un hotel a orillas del mar Tirreno y decidimos hacer un ritual a la luz de la luna junto al océano. Cuando salió la luna, fuimos a la playa con nuestras faldas vaporosas y nuestras velas.

El viento soplaba tan fuerte de mar a tierra que las velas se apagaban en cuanto las encendíamos. Alguien tuvo la idea de ponerlas en la arena y, sorprendentemente, ¡permanecieron encendidas! Bailamos y cantamos alrededor de nuestro pequeño círculo de llamas, deleitándonos con el viento y las olas y con nosotras mismas. Nuestra energía femenina alimentaba las llamas que crecían cuando nos acercábamos a ellas en picado. Nos sentíamos mareadas por el espíritu.

Cuando por fin llegó el momento de terminar nuestro ritual y regresar a nuestras habitaciones, cada mujer recogió su vela, que el viento apagó rápidamente, y emprendió el camino de vuelta. Pero cuando recogí la mía, ¡la llama no se apagó! Empecé a girar salvajemente en el viento, con los brazos extendidos y la vela en la mano. La llama parecía apagarse y volvía a encenderse como por arte de magia. Nos reímos mientras sucedía repetidamente. Les dije a los demás que no iba a volver mientras mi vela siguiera encendida. Se marcharon y me quedé solo. Primero corrí y luego caminé por la playa en la oscuridad, con la llama de la vela encendida. La llama me impedía ver a distancia y el golpeteo de las olas y el viento me ensordecían y me impedían oír otros sonidos. Me sentía vulnerable al acercamiento de otras personas en la playa, preguntándome si estaba a salvo. Pero a medida que pasaba el tiempo, superé mi miedo, pues sentí que tenía una presencia femenina divina conmigo en la llama. Me tranquilicé.

Pensé en la promesa que había hecho y me pregunté si la llama se apagaría alguna vez. Reflexioné sobre este viaje mientras caminaba arriba y abajo por la playa, sobre mi anhelo de La Madre Divina y mi deseo de lo femenino que faltaba en mi vida.

Y entonces el mensaje de la llama llegó a mí, tan claro como una voz en mi oído. «Estoy siempre contigo, Mary Beth», me dijo. Y entonces supe que Ella siempre estaría. Lloré y reí al darme cuenta. La llama de la vela se apagó.

Volví a mi habitación, con su fuego para siempre en mi corazón. Me metí en la cama vestida, simbólicamente, sin querer deshacerme aún de la experiencia. Apenas dormí esa noche, estaba tan llena de éxtasis. A la mañana siguiente descubrí en mi falda restos endurecidos de cera blanca de vela, un dulce recuerdo de su ardiente huella en mí.

Más tarde supe que la presencia de lo divino en mí tenía un nombre: inmanencia. Era una sensación que quería tener, conservar, retener. Después empecé a rezar a Dios Madre, en lugar del Dios Padre de mi infancia, y sentí un cambio en mi ser. Me dirigí a ella como «Diosa» para poder alejar mi imagen mental de un anciano con barba. (Extraído de Honoring Darkness: Exploring the Power of Black Madonnas in Italy)

DEA MADRE WEB

Meditaciones con las Diosas Oscuras.

Meditaciones con las Diosas oscuras.

LILITH: Sexualidad y el poder del cuerpo.

MADRE ABISMO: Integración con la naturaleza.

KALI: Liberación y destrucción.

ARADIA: Romper la opresión.

ISIS: Espíritu, magia y libertad.


Costo: $ 6 USD / $ 120 MX
Formato: 5 audios en MP3.Duración: 65 min. Audios descargable.

Rev. Christian Ortiz, PhD. Psicólogo, Master en religiones comparadas, Doctor en Filosofía de la Religión, Sacerdote de la Diosa (Fraternidad de la Diosa), Kourete de la tradición Diánica, miembro de la Fellowship of Isis (FOI), miembro de la fundación C.G. Jung de Nueva York, conferenciante de la Goddess Conference, certificado en sensibilización en Género (INMUJERES), especialista y diplomado en prevención y atención de violencia (UCC ELPAC). Conductor del programa SABER SANAR.

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$ 6 USD

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TIERRA TERNURA : Meditación, Folor y Canto.

1 Tonantzin 0:02
2 Rocío de ternura 5:07
3 La que Sabe 7:34
4 Madre Tierra 16:19

Soy el eco la divinidad, manifestándose en un cuerpo humano.

No todo lo religioso es sagrado. Lo sagrado se puede habitar desde lo cotidiano en una comida, un silencio, un abrazo, una mirada que contempla. Lo sagrado esta en la presencia del espíritu en lo cotidiano.
Hay templos sin espíritu y espíritus sin templos.

Fracción:
«Lo sagrado cotidiano»

Christian Ortiz.
Religión, espiritualidad y medio ambiente. (MADRE TIERRA – EVENTO GLOBAL)
Youtube https://youtu.be/dpeSFe27VBo
Ivoox http://mx.ivoox.com/es/11230396

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Las Diosas y la Justa Rabia.

En 2021, al menos 4473 mujeres fueron asesinadas en América Latina y el Caribe por razones de género. Las cifras oficiales siguen en ascenso…

-Observatorio de Igualdad de Género de América Latina y el Caribe (OIG)

Todas las Diosas están despertando y en cada lucha personal y política de las mujeres se están manifestando. Pueden presentarse en estandartes y símbolos o vivir escondidas en los delicados patrones del campo morfico de la conciencia colectiva.

Sean vistas como fuerzas arquetípicas, entidades sagradas, espíritus o divinidades, ellas también están reclamando el poder desde la justa rabia.

Culpa y justa rabia.

La reclamación y el ejercicio de la justa rabia no sólo es un derecho político y una necesidad colectiva, también es parte de la curación del trauma transgeneracional y la sanación espiritual. Es perfectamente válido vivir la rabia en todo su esplendor para poder decir «Basta», para unirse contra un sistema asesino y sin escrúpulos que viola, asesina y despoja de humanidad y Sacralidad. Los agresores se vuelven sofisticados y viven en las casas, pero también en las cúpulas de poder institucional, desde los estados asesinos, hasta las iglesias y religiones patriarcales, todos son parte de un intrincado sistema que es sostenido por el pacto patriarcal (implícito y explícito), en donde lo medular es seguir oprimiendo a la mitad de la humanidad y con ello expandiendo olas de dolor en todas direcciones.

Arte: Diosas se preparan para la batalla contra un ejército de Demonios, pintura India en miniatura.

La culpa ha sido un grillete para las oprimidas, un dispositivo psicoemocional perverso y un veneno inoculado desde la infancia. Se nos instruyó para buscar a toda costa la aceptación, incluso de los que nos violentan. Es tiempo de limpiar el SER de ese veneno y salir del secuestro milenario en el que se nos ha mantenido. Despertar a las Diosas de la justa rabia es un camino posible, ellas están dentro y fuera, convocarlas es salir de la orfandad espiritual y nombrar lo que siempre se esforzó en esconder; que las mujeres también son parte de la Divinidad, que su poder existe y que no son culpables por añorar la libertad, aunque eso implique no ser señaladas como «Las buenas».

Rabia justa que no pide disculpas,

Rabia que reclama dignidad,

Rabia de entrañas y cuerpos heridos.

Justa en la persecución de los agresores,

Sin más opción que gritar y atacar,

Ellas proclaman libertad.

Rabia que viene del entendimiento,

Ojos abiertos por el dolor,

Ahora son convocadas por el amor.

Amor que se encarna en cuerpos,

Amor que cobija a la lastimada,

Amor que es luz de las sombras,

Antorchas encendidas,

Puertas abiertas, cadenas rotas.

A la desaparecida le hará justicia,

A la violentada dará libertad,

A la perseguida, paz y dicha,

A la oprimida poder y dignidad.

El verdadero amor también tiene rabia,

Defiende y cuida,

Marca límites y destroza prisiones,

Dientes y garras que devoran a los opresores,

Ellas vienen juntas, son legión,

Todas las puertas han sido abiertas,

Tiempo de Sanación.

Eres amada, ya no hay opción,

La rabia también será tu medicina,

Para curarte de cualquier opresión,

Es regalo de caudal para la liberación,

Corazón, flor y canto de sanación.

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Espacio dedicado a la Divino Femenino en sus facetas y representaciones oscuras.

Escribo desde el cuerpo y la mente de un hombre, no soy mujer, no alcanzo a ver todos sus caminos. Aún así, creo vislumbrar el dolor que viven mis hermanas. Siento vergüenza y rabia, pero también esperanza; veo como se destruyen familias, almas y cuerpos. Las Sagradas me llaman y cantan (y lloran) dentro del corazón, escribo sin otra pretención que tratar de recordar el poder de las Diosas y la medicina simbólica y espiritual. Ellas están despertando en muchas personas y no es casualidad, quizá es la necesidad de nuestra especie, del extraño animal místico que somos, para reintegrar el equilibrio y regular nuestro caminar en la tierra.

Rev. Christian Ortíz

Templo de Nuestra Señora de la Noche.

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Ostara – Equinoccio de primavera.

Ostara y el equinoccio de primavera.
Mito: Perséfone y su viaje al Hades.
Florecer y germinar.
Rituales estacionales.
Huevos de Ostara.
Ejercicio para cuidar el jardín de nuestra vida.

Dark Goddess Tarot

Aradia: El evangelio de las Brujas (Edición especial)

Todo en la brujería es una especie de salvaje poesía basada en símbolos, mezcla de lo uno en lo otro, de luz y oscuridad, luciérnagas y grano, vida y muerte.

En la obra se presenta una colección de textos vinculados la Diosa lunar Diana, su hermano – consorte Lucifer y su hija Aradia, quienes son las figuras centrales en la religión de las brujas. Estos himnos y poemas describen rituales y prácticas mágicas relacionadas con la luna, sus ciclos y la naturaleza, y están escritos en un lenguaje poético y evocador.

Además de su valor literario, «Aradia» ha sido importante para el neopaganismo porque ha ayudado a popularizar la figura de la bruja como un símbolo de resistencia y empoderamiento de lo femenino y de las comunidades oprimidas. Las brujas son retratadas como agentes de cambio que luchan contra la opresión y la injusticia, y que utilizan la magia como una herramienta para lograr sus objetivos.

Esta visión de la bruja como una figura poderosa y rebelde ha sido adoptada por muchas corrientes neopaganas, y ha influido en la forma en que se entiende la espiritualidad en estas comunidades. En particular, la idea de que la magia es una herramienta para el cambio personal, político y social.

Las metáforas espirituales guardan misterios profundos y “Aradia” es un ejemplo claro del espíritu humano en resistencia, rebeldía y búsqueda de libertad. Es una obra clave dentro de la brujería y un ejemplo notable de la intersección de la mitología, la literatura y la espiritualidad. Con su influencia en la Wicca moderna, su simbolismo duradero y su impacto en la cultura popular, sigue siendo un libro de gran interés para los estudiosos de las religiones y folclore, así como para aquellos que buscan explorar la rica y misteriosa historia de la brujería.

Esta edición incluye una revisión completa del texto y una nueva traducción que es acompañada por audios descargables y material multimedia.  

DISPONIBLE EN:

MÉXICO

ESPAÑA

USA

UK

ITALIA


AUTOR: Charles Leland.

Nació en Filadelfia, Pensilvania. Estudió en la Universidad de Princeton y completó sus estudios en Europa. Trabajó como periodista y sus viajes le llevaron a interesarse por el folklore y los dialectos populares, sobre los cuales publicó libros y artículos. Hacia el final de su vida le llegó el éxito con su obra cómica Hans Breitmann Ballads, y gracias a ello pudo escribir lo que se convirtió más tarde en uno de los textos básicos del neopaganismo, Aradia o El evangelio de las brujas.

EDITOR: Christian Ortíz.

Editor Fundador de Ediciones Arka. Colaborador de “Call of the God: An Exploration of the Divine Masculine within Modern Paganism”, colaborador de «Re-Membering with the Goddess« ,  Colaborador de “The Gorgon’s Guide to Magical Resistance”, cabeza del templo “Nuestra Señora de la Noche”. Ha participado en eventos nacionales e internacionales de humanismo, psicología, derechos humanos, religión y espiritualidad, entre ellos Conversación Global, GODDESS CONFERENCE (USA – UK – MEXICO), LA CONFERENCIA DE ESPIRITUALIDAD DE LA DIOSA Y WICCA DE BRASIL, además de dictar conferencias en universidades y casas de estudio como: UACH, URN, Instituto de formación humana, Claustro universitario y Escuela de antropología e historia del norte de México (EAHNM). Es reverendo de la tradición de la Diosa -Priest of the Goddess. Segundo curete de la Diosa en la tradición Diánica de Zsuzsanna Budapest, Miembro de la Fellowship of Isis Ofrece consulta privada y capacitaciones. Conduce el programa de SABER SANAR y es parte del equipo de CIRCLE SANCTUARY NETWORK.

MAGIA Y MANTRA: La evolución del Ave María.

El erudito védico Fritz Staal dijo una vez que los mantras eran como el canto de los pájaros por su preciso ritmo musical. Los mantras son anteriores a las lenguas habladas, según Staal, que creía que originalmente estaban destinados a acompañar rituales, al igual que ciertos cantos de pájaros se utilizaban para señalar el apareamiento u otros comportamientos de las aves. Pero a veces me pregunto si los mantras se parecen a los cantos de los pájaros en otro aspecto crucial: su extrema durabilidad en el tiempo.

Una oración litúrgica ordinaria puede adoptar diversas formas, según quién la pronuncie y dónde. Puede traducirse, actualizarse, modernizarse o adaptarse. No así un mantra. Los mantras se recitan en su lengua original: sánscrito, latín o cualquier otra. Esto se debe a que el significado de un mantra es menos importante que su sonido, su ritmo y el ritual al que debe acompañar. Un mantra es como un conjuro.

Excepto las «sílabas semilla» como Om, los mantras clásicos consisten en un saludo seguido de un nombre divino. Uno de los ejemplos más antiguos es el mantra de Shiva: Om Namah Shivaya («Adoración al Señor Shiva»). Hay mantras más largos -fórmulas que añaden un lenguaje que describe a la deidad-, pero en su núcleo siempre se encuentran los mismos dos elementos: un saludo y un nombre.

Los católicos que aprendieron a rezar el rosario después de la Reforma no solían ser conscientes de que estaban rezando un mantra cuando rezaban el Ave María. Los reformadores protestantes cuestionaron con éxito la validez de tres aspectos del rosario tal y como se practicaba en la Edad Media. Se opusieron a (1) la devoción a la Virgen en general, (2) la creencia popular en la eficacia mágica de las reliquias sagradas, estatuas e iconos, y (3) el uso de la oración repetitiva. Por mucho que se opusiera a estas críticas, la Iglesia católica se vio impotente para resistir un cambio teológico de tal envergadura. El resultado fue que el rosario, que hasta entonces había sido una práctica popular de personas analfabetas con raíces paganas y una profunda creencia en la magia, se convirtió en una práctica cada vez más cooptada y teológicamente guionizada por las autoridades eclesiásticas, una tendencia que continúa hasta nuestros días. Pero no fue así en la Edad Media.

El rosario católico se originó hace mil años, cuando la gente empezó a utilizar cuentas para rezar el Ave María. La oración era entonces más sencilla y constaba de dos a quince palabras, según las costumbres locales. Algunos rezaban el Ave María, la forma más sencilla del mantra. Otros añadían gratia plena («llena eres de gracia»), y otros dominus tecum («el Señor es contigo») para completar la salutación angélica dirigida a María en la Anunciación.

Más tarde, se añadieron las palabras de Isabel, prima de María: benedicta tu in mulieribus («bendita tú eres entre todas las mujeres») y et benedictus fructus ventris tui («bendito es el fruto de tu vientre»). Esta fue la forma del Ave utilizada hasta el final de la Edad Media. La segunda mitad de la oración, tal como la conocemos hoy, no se añadió hasta la Reforma.

En la Alta Edad Media, en el apogeo de la devoción a la «Señora» en sus formas divina y humana, era común que la gente saludara a la Virgen cada vez que se encontraba con una de sus estatuas, reliquias o iconos. Al principio, este «saludo» consistía en un sencillo ritual llamado genuflexión: ponerse de rodillas, a veces tocando el suelo con la frente, y a veces dar un beso al objeto de devoción.

En el siglo XI se empezó a rezar una versión del Ave como parte de este ritual. Estas expresiones espontáneas pronto adquirieron un aspecto repetitivo y mántrico, y así nació el rosario. Durante los primeros siglos de su historia, el rosario se componía únicamente del mantra del Ave. Más tarde se añadieron el Padre Nuestro, los misterios y las demás oraciones. El rosario que rezamos hoy tardó seis siglos en evolucionar.

Durante la mayor parte de su historia, el rosario se rezaba en latín y no en lengua vernácula. Pocos de los que lo rezaban entendían el significado exacto de las palabras que decían. Aprendían las oraciones en latín de memoria cuando eran niños, normalmente con la ayuda de un padre u otro miembro de la familia que se las transmitía como… bueno, como el canto de los pájaros.

Hoy nos resulta imposible comprender lo que esto significaba para quienes rezaban el rosario antes del siglo XIX. Si la gente hubiera aprendido las oraciones en su lengua materna (como garantizarían las reformas del Vaticano II a partir de los años sesenta), se les habría recordado constantemente su contenido teológico, contenido que habría estado sujeto a la guía y supervisión sacerdotales. En cambio, durante la mayor parte de su historia, el rosario permaneció centrado en la vida espiritual de las familias, cuya cultura se regía más por las creencias populares y las costumbres locales que por las enseñanzas teológicas de la Iglesia.

En pocas palabras: Antes de la era moderna, el rosario se utilizaba para hacer magia o para pedir milagros, más que para expresar conformidad teológica con la doctrina católica. Las oraciones en latín eran muy adecuadas para este fin por sus profundas raíces ancestrales.
Innumerables «leyendas de María» de la Edad Media dan fe de ello. El mantra hacía milagros al poner a quienes lo rezaban en contacto directo con Nuestra Señora. En casi todas las leyendas, la relación primordial con la Madre de Dios (expresada a través del saludo por su nombre) se considera curativa, salvadora o redentora. Rara vez interviene Dios.

Clark Strand 

Art by Erin Queenan

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Clarissa Pinkola Estés: Diamonds in the Dark

Tami Simon speaks with Dr. Clarissa Pinkola Estés, an internationally recognized scholar, award-winning poet, diplomate senior Jungian psychoanalyst, and cantadora (keeper of the old stories). In addition to her international bestseller Women Who Run With the Wolves, Dr. Estés is deputy managing editor and columnist at TheModerateVoice.com and a columnist at The National Catholic Reporter online. In this interview, Clarissa discusses her new online events through Sounds True: Mother Night, Learning to See in the Dark. (56 minutes)

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La Diosa Anciana.

Una de las facetas de la Divinidad menos conocida y más temida, incluso ocultada es la anciana. La Diosa anciana es el caldero de transformación, la señora que de los misterios, señora del otoño, es “la que sabe”, la curandera. En mitología y religión ha sido asociada a Divinidades como Ceridwen, Hestia, el descenso de Inanna para encontrarse con su hermana Ereshkigal, la faceta anciana de Hácate, y las facetas oscuras de Diosas triples.

Ella es la puerta hacia la transformación, es la señora que nos espera para caminar mas allá de la niebla, porta la sabiduría de soltar, es un árbol otoñal que deja partir a las que fueron sus hojas; ella se está preparando para dormir en el frio del invierno. La Diosa Anciana es oscura y misteriosa, ella ya no sostiene la vida, ella es la cortadora de la vida, sabe que cosas tiene que vivir y cuales morir, de ahí su asociación a las artes visionaras, místicas y sanadoras.

Ella es la luna menguante hacia la luna oscura y se va borrando para ir a la oscuridad. En esta fase parece haber ausencia de luna, pero no es así, ella está en silencio e introspección. Posiblemente estas características son por las que muchas personas “sufren” o evitan tratar con este aspecto de la Divinidad. En ella se encuentra “la sombra” que solo puede ser tocada desde el silencio interior, la introspección y el despego de nuestras identidades inventadas. Ella es “La que sabe”, la que te espera en los cruces de camino, la que no es muy bien vista por la mayoría, la anciana curandera que te espera en la noche del alma. Ella tiene las llaves entre los mundos, ella es entre los mundos.

En términos lunares – menstruales es la fase de sangrado menstrual que invita a la interiorización, al trabajo depurativo, y al viaje hacia la propia entraña. Las mujeres experimentan a la Diosa Anciana y su sensibilidad aumenta y las conecta con los mundos sutiles. Algunas lágrimas que se guardaron en el alma se atreven a brotar, los fríos guardados se manifiestan y las heridas de la psique se trasforman en puertas hacia el mundo de abajo; en donde la sombra nos espera para ser abrazada. Los hombres sienten a la Diosa Anciana también, son seres cíclicos, hormonal, vital y espiritualmente. El patriarcado y las masculinidades enfermas los han descontado de la aceptación de su naturaleza completa. La Anciana toca a los hombres de formas similares que a las mujeres, si bien no hay un sangrado mensual, a los hombres también les llegan “sus días” de sensibilidad y necesidad de introspección. Es triste ver como muchos hombres al no saber danzar los ciclos de la luna, terminan reprimiendo, negando y no integrando su sombra, provocando reactividad, enfermedad y conductas violentas hacia las mujeres. Quizá una de las bases del machismo es la incapacidad de los hombres de integrar su “anima” o parte femenina interior. Al no integrarla, la desprecia e intenta destruirla; proyectándola principalmente en las mujeres y en lo que se considera “femenino”, ya sea dentro o fuera de sí mismo. Para abrazar a La Diosa Anciana, hombres y mujeres hemos de integrar la sombra negada, todos aquellos componentes socialmente repudiados, censurados o temidos que también son parte de la naturaleza.

En la fase lunar menguante es necesario aprender a soltar, dejar que partan personas, acontecimientos o posturas ante la vida que no son funcionales. Es un tiempo de guardar silencio, meditar y entender que los finales simplemente son la semilla de un nuevo comienzo.

En esta fase – rostro de la Diosa la sabiduría del tiempo, los cambios y la perpetua transformación han de ser comprendidos. Toda vida vuelve a su fuente, y es justo ahí cuando la vida es renovada.

… Las semillas están enterradas, como muertas en lo oscuro. En el seno de la tierra emergen, crecen, dan fruto, a veces se transforman en árboles muy grandes. En otoño los árboles se desnudan, sueltan todo lo que no les sirve, dejan sus hojas partir, no se apegan ni se aferran; se quedan como muertos. Cuando llega la primavera reverdecen y otra vez se llenan de vida. Esta es una visión basada en la Tierra de lo que pasa también con las personas cuando mueren. Desde el más chico hasta el más grande, simplemente están danzando la vida- muerte-vida. Ella es la cuna, pero también es la tumba de todos. Ella es la gran Transformadora…

Danzamos con los ojos abiertos en lo sagrado cotidiano, dejemos que la luna guie nuestros pasos, seamos mareas, seamos luz de luna.

Diosa nos abraza y bendice

Rev. Christian Ortíz